En estos días el Ministerio de Salud, a cargo del Dr. Julio Borba, está tratando de pasar de pésima imagen a aceptable por la ciudadanía. Esto a más de un año del inicio del encierro por coronavirus y en momentos que cerramos la fría suma de casi 14.000 muertos por conseciencias del COVID 19.
Esta cifra es bastante elevada para nuestro país si hacemos el cálculo por millón de habitantes. Los números serían otros si al de esta crisis sanitaria el entonces ministro de Salud, Julio Mazzoleni, hacia cálculos previsores y realizaba los pagos por vacunas a dos o tres sistemas y no ponía todos los huevos en la canasta como lo hizo con el mecanismo Covax de la OMS, que resultó ser una mortal estafa de guante blanco para nuestro país. El anterior ministro realizó los pagos en forma adelantada sin garantías reales de envíos, cosa festejada en su momento no solo por Mazzoleni, sino también por el muy celebrado Guillermo Sequera, que de villano hoy es Pretendido por más de uno para alguna selfie.
La desastrosa actuación de Mazzoleni al frente de la cartera de salud y salpicado en varias irregularidades en las compras de insumos médicos nunca fue castigada. Sin lugar a dudas, Paraguay es un país generoso con sus políticos representantes. Hoy Mazzoleni está libre y solo forma parte de un mal recuerdo en la República. Los estamentos contralores por lo menos lo tendrían que haber investigado y procesado junto con sus colaboradores más cercanos.