Dos formas de violar la cuarentena sanitaria: 1)- Jugando al piquiboli con amigos en una casa, 2)- Concentrándose en la vía pública como se dio anoche frente al Panteón de los Héroes. El primero tiene a tres de sus protagonistas en la comisaría; a los organizadores del otro evento, que se sepa, no se les aplica el debido, merecido y legal castigo.

Una vecina, celosa por la salud en la comunidad, denunció que al lado de su casa unos jóvenes jugaban al “piqui”. Denunció a la autoridad pero no le dió curso. Entonces sacó fotos y mandó a los medios de prensa. Ahí reaccionó la Fiscalía.

Los violadores de las normas resultaron ser tres jugadores de fútbol: Sergio Díaz y Mathía Villasanti (ambos del Cerro Porteño) y Sebastián Ferreira, del Club Libertad.
Intervino la fiscal Laura Romero quien presentará mañana al juzgado la imputación respectiva.
Los tres jugadores del fútbol profesional así como otras personas asistentes al juego del “piqui” también van a tener que enfrentar al juez.
Todo bien, todo legal.
No así a lo que refiere a la concentración de personas, un centenar según el diario Abc, anoche frente al Panteón de los Héroes. Los agentes policiales encargados de seguir de cerca la manifestación respectiva bien pueden ser llamados por la Fiscalía para que den a conocer, si lo supieran, quiénes fueron los organizadores de la no permitida concentración de personas.
Si no están autorizadas las reuniones ni quiera en el ámbito privado, como en el caso de los tres deportistas, tampoco – mucho menos – debe ser el de la calle. La Fiscalía tiene la palabra.